Monday, September 01, 2008

CARTA A LA INTOLERANCIA

CARTA A LA INTOLERANCIA

Un intolerante, no puede convivir con su prójimo porque el intolerante es portador del odio y de las bajas pasiones. Por ello, se hace necesario, establecer algunas reglas a efectos de que el intolerante reflexione, no siga odiando, derramando envidia y angurria entre los seres humanos; estas reglas son una contribución para el cambio fraternal de aquellos que sin tener la justificación moral interna no pueden convivir con su prójimo. Para que recuerden que el amor hacia el hombre es una preparación del amor hacia Dios.

REGLAS PARA QUE EL INTOLERANTE PUEDA CONVIVIR CON SU PROJIMO:

Primero, conócete a ti mismo;

Si en el proceso, de conocerte a ti mismo, encuentras, que has violado una ley del LIBRO DIVINO, por ejemplo, violaste uno de los mandamientos de la Ley de Dios, entonces, estás descalificado para convivir pacíficamente con tu prójimo y, sobretodo, para juzgarlo. Tú eres el problema ; y no, tu prójimo; por tanto, tienes que mejorar tu simpatía y tratar a tus semejantes con amor fraternal.

Segundo, si no has pasado la prueba anterior, y te atreves a juzgar a tu prójimo, puede que estés haciendo un juicio temerario. Es decir, si no te conoces a ti mismo ¿Cómo vas a poder convivir sanamente y juzgar a tu prójimo ? si tú… no te conoces.

Recuerda, que el LIBRO DIVINO, cuando se refiere al amor fraternal nos dice :

“¿Y por qué te fijas en la pelusa que tiene tu hermano en un ojo si no eres consciente de la viga que tienes en el tuyo? ¿Cómo puedes decir a tu hermano. Hermano, deja que te saque la pelusa que tienes en el ojo, siendo que tú no ves la viga que hay en el tuyo? Hipócrita, saca primero la viga de tu propio ojo, y entonces verás con claridad y podrás sacar la pelusa del ojo de tu hermano.” (Lucas 7,41).

En otras palabras, si no te conoces a ti mismo, no estás capacitado moralmente para juzgar a tu prójimo. Y, el hecho que te hagan coro otros ciegos o hipócritas, no significa que te hayas quitado la viga que tienes en el ojo; si no, que tienes la viga muy clavada en tu ojo, que la ha traspasado llegando a tu corazón y tu alma, que no te permite ver con claridad; y, lo peor, has corrompido a tus seguidores o, al revés, ellos terminaron por corromperte. Acuérdate, que el LIBRO SAGRADO claramente enseña : “dime con quién andas y te diré quién eres”; que es, una forma que te conozcan; y, te conozcas a ti mismo .

Tercero, si pese a ello insistes en juzgar a tu prójimo; entonces, acuérdate de la máxima cristiana: “ No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados (…) porque, con la medida que ustedes midan , serán medidos”. (Lucas 7, 37). Que, estas sagradas razones te sirvan para desterrar tu odio hacia el prójimo, puesto que, con la misma medida que juzgas serás medido. Y, para ello, es necesario que “(…) No levantes falso testimonio ni ayudes al malvado dando testimonio injusto. No sigas a la mayoría para obrar mal ni en un proceso te inclines por la mayoría en contra de la justicia” (Exodo 23,1); en otras palabras, “ No te dejes vencer por lo malo, más bien vence el mal a fuerza del bien.”(Romanos 12,21).

Cuarto, Practica la tolerancia, recuerda que este principio “ Procede del verbo latino “tolerare”, del término “tollo”, “que quiere decir aguantar, soportar, resistir, sufrir, consentir, permitir, etc” (Sádaba:1997,251; Bada:1996,86). El que tolera, etimológicamente, aguanta, soporta, sufre, permite, etc. Se soporta o se aguanta algo que, en principio, no se tiene por qué soportar, aguantar. Ello implica, por tanto, un primer momento en el cual A no tiene por qué admitir que B actúe de una determinada manera x, o que tenga otro sistema de creencias o pensamiento. También implica un segundo momento en el cual, tras un período de reflexión, A considera que, a pesar del perjuicio existente, B puede realizar x, o se le permite su sistema de creencias o de pensamientos.” (1).

Es decir, que la tolerancia tiene dos momentos; el primero, en que no tienes por qué aguantar o soportar ciertas actitudes, pensamientos o creencias de tu prójimo; el segundo, después de un período de reflexión y a pesar de tu disconformidad, permitir que tu prójimo realice ciertas acciones, o piense y crea en lo que es objeto de tolerancia.

Quinto, recuerda que, Voltaire, decía : “El derecho a la intolerancia es, por lo tanto, absurdo y bárbaro. Es el derecho de los tigres, lo cual es terrible, porque los tigres sólo matan para comer (…)”(2). El derecho a la intolerancia sirvió para condenar a muerte a Sócrates y que, en Atenas, originó una vigorosa protesta, en favor de la tolerancia, porque la muerte de Sócrates se consideró un acto intolerante.

El derecho a la intolerancia sirvió a la Santa Inquisición para hacer abjurar a Galileo de su opinión de que el sol es el centro del mundo, como, Italo Mereu, acredita con el Texto de la Abjuración de Galileo Galilei (3). También, sirvió para dar muerte y torturar a miles de inocentes.

El derecho a la intolerancia, cuando se institucionaliza termina en la violencia legal, desde los Santos Oficios hasta los servicios secretos, han servido para justificar matanzas, censuras, exclusiones, amonestaciones, confinaciones, abjuraciones, etc. Es decir, la intolerancia es el reino del odio contra “ los otros” que actúan de manera diferente, o piensan y creen de manera distinta a los que practican la intolerancia.

Sexto, asimismo, recuerda que frente a la intolerancia lo único que queda es la denuncia, no podemos convivir con acciones intolerantes, hay que desenmascarar a “los lobos disfrazados de corderos”; portadores del mal, del abuso y el odio. Y, a través de la historia de la intolerancia, los actos intolerantes han terminado por desarrollar e impulsar el concepto de tolerancia como virtud humana fundamental.

Séptimo, en conclusión, si eres intolerante y no puedes convivir con tu prójimo es porque seguramente no estás capacitado moralmente para hacerlo; más bien, ¡cuídate de tu prójimo! (…). La tolerancia, establece relaciones de reciprocidad que sirven de fundamento a cualquier tipo de convivencia pacífica y civil.
Por el contrario, practica la tolerancia; ya que “ Si tú me toleras, yo te tolero; si yo me atribuyo el derecho a perseguir a los otros; atribuyo el derecho a los otros a perseguirme” (4).

Recuerda que la tolerancia es una virtud humana imprescindible para el funcionamiento de la democracia y para la convivencia humana. Respeta las leyes de tu pueblo, no las transgredas porque en un Estado Democrático de Derecho, la ley sirve para regular una sana interrelación humana.

Mg. Sc. FAUSTINO BERAUN BARRANTES
Abogado y Economista

BIBLIOGRAFIA
1.-José Matínez Pisón. “Tolerancia y derechos fundamentales en las sociedades multiculturales” Edit. Tecnos.Madrid.España.2001. pp.59.

2.-Voltaire. “Tratado de la Tolerancia” Edit.Losada. Buenos Aires. Argentina. 2003.pp.58

3.-Italo Mereu.”Historia de la Intolerancia en Europa”. Edit.Paidós. España.1995.pp.361-363:

“Yo, Galileo, hijo del difunto Vincenzo Galileo de Florencia, a la edad de setenta años, presente personalmente en el juicio y arrodillado ante vosotros, eminentísimos y reverendísimos cardenales inquisidores generales en toda la república cristiana contra le herética pravedad, teniendo ante mis ojos los sacrosantos Evangelios, que toco con mis propias manos, juro que siempre he creído, creo ahora y, con la ayuda de Dios, creeré en el futuro todo lo que sostiene, predica y enseña la santa, católica y apostólica Iglesia. Pero como por este Santo Oficio, después de haber sido intimado jurídicamente mediante un precepto del mismo a abandonar totalmente la falsa opinión de que el Sol es el centro del mundo y no se mueve, y la Tierra no es el centro del mundo y se mueve, y habiéndoseme prohibido sostener, defender o enseñar de ningún modo, ni de palabra o por escrito, la mencionada falsa doctrina, y después de habérseme notificado que dicha doctrina es contraria a las Sagradas Escrituras, por haber yo escrito y publicado un libro en el que trato de la misma doctrina ya condenada y aduzco razones muy eficaces en su favor sin aportar solución alguna, he sido juzgado vehemente sospechoso de herejía, esto es, de haber sostenido y creído que el Sol es el centro del mundo e inmóvil y que la tierra no es el centro y se mueve.
Por tanto, queriendo yo apartar de las mentes de vuestras eminencias y de todo fiel cristiano esta vehemente sospecha, de mí justamente concebida, con corazón sincero y fe no fingida, abjuro, maldigo y detesto los errores y herejías mencionadas, y en general cualquier otro error, herejía o secta contrarios a la Santa Iglesia; y juro que en el futuro nunca más diré o afirmaré nada, de palabra o por escrito, que pueda dar lugar a sospechas parecidas contra mí; y si conociera a algún hereje o sospechoso de herejía, lo denunciaré a éste Santo Oficio o al inquisidor u ordinario del lugar en que me encuentre. Juro, asimismo, y prometo cumplir y observar plenamente todas las penitencias que me han sido o me serán impuestas por este Santo Oficio, y si contraviniera alguno de estos juramentos y promesas ¡Dios no lo quiera!, me someteré a las penas y los castigos que los sagrados cánones y otras constituciones generales y particulares imponen y promulgan contra delincuentes semejantes. Me ayude Dios y estos santos Evangelios, que toco con mis propias manos”
Una vez pronunciado el texto anterior, Galileo se santiguó, se levantó y se fue a firmar el documento.
“Yo, el antes nombrado Galileo Galilei he abjurado, jurado, prometido y me he obligado como consta más arriba, y como fe de la verdad, he suscrito con mi propia mano la presente cédula de mi abjuración y la he recitado palabra por palabra, en Roma, en el Convento de Minerva, este 22 de junio de 1633. Yo, Galileo Galilei he abjurado como consta arriba con mi propia mano”

4.-Isidro H. Cisneros. “Los recorridos de la tolerancia”. Edit. Oceano.México.2000.pp.156.